top of page

Proyecto de Tecnología en Secundaria: Construyendo un Puente Levadizo Paso a Paso

  • Foto del escritor: Sustainable Teacher
    Sustainable Teacher
  • 18 jul 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 19 ago

La enseñanza de la tecnología en secundaria puede ser mucho más enriquecedora si se combina la teoría con la práctica. Este curso he trabajado con mis alumnos de 2º de ESO un gran proyecto que ha servido como hilo conductor durante dos trimestres: la construcción de un puente levadizo.


El objetivo era sencillo pero ambicioso: unir en un solo proyecto todas las áreas del temario de tecnología —estructuras, mecanismos, electricidad y robótica— utilizando la metodología de flipped classroom. De esta forma, cada nuevo contenido teórico encontraba su aplicación práctica en el puente, que fue creciendo a medida que lo hacían sus conocimientos.


Vídeo sobre Proyecto de Tecnología en Secundaria: Construyendo un Puente Levadizo Paso a Paso

1. ¿Por qué un proyecto integrador?


En muchas ocasiones, los contenidos de tecnología en secundaria se presentan de forma aislada: un bloque de estructuras, después mecanismos, luego electricidad… Eso puede dar la sensación de que son compartimentos estancos.


Con este proyecto buscaba que los estudiantes entendieran la relación entre todas las áreas. El puente levadizo es un ejemplo perfecto: necesita una base sólida, un mecanismo de elevación, un circuito eléctrico y, finalmente, un pequeño sistema de control. Todo en uno.


Además, el trabajo práctico fomenta la motivación y ayuda a que los alumnos se impliquen más. Nada que ver con memorizar fórmulas sin saber para qué sirven.



2. Primeros pasos: el diseño del proyecto


2.1 Planteamiento inicial

El primer trimestre del curso lo dedicamos a proyectos más sencillos, como una página web sobre telecomunicaciones. Pero a partir del segundo trimestre nos lanzamos con el puente.

Comenzamos definiendo los roles de trabajo (aunque este año la mayor parte del trabajo fue individual) y revisando los pasos de un proyecto tecnológico: análisis del problema, búsqueda de ideas, diseño de prototipos, planificación de materiales y construcción.


2.2 Materiales de partida

Dadas las limitaciones del centro, los materiales principales fueron contrachapado, cola blanca, alguna pistola de pegamento caliente y herramientas básicas de aula-taller. La elección del contrachapado no fue casual: ya lo habíamos trabajado el año anterior, así que los alumnos tenían cierta destreza cortando y lijando.


No obstante, también exploramos otras opciones teóricas: cómo habría sido hacerlo con cartón, palitos de helado o tubos de papel. Esto abrió un debate interesante sobre el impacto ambiental y económico de los materiales.



3. El diseño en papel y la fase de estructuras


Antes de cortar nada, dedicamos varias sesiones a diseñar en papel. Dibujamos vistas y perspectivas, trabajamos el dibujo técnico y analizamos qué formas son más resistentes.

Los estudiantes descubrieron conceptos como cerchas, vigas, bases y soportes, y pusieron nombre a esas estructuras que inicialmente diseñaban “a ojo”. Fue un aprendizaje significativo: lo que antes era simplemente “palitos en diagonal”, ahora era una estructura triangular con función específica.


Después, trasladaron sus diseños al contrachapado, recortaron piezas y empezaron a ensamblar el esqueleto del puente. Lijado, pegado y paciencia fueron parte esencial del proceso.



4. Mecanismos: de la polea manual al motor eléctrico


Una vez construido el puente básico, llegó el turno de darle movimiento. Aquí entraron en

juego los mecanismos de transmisión.


4.1 Polea manual

En un primer momento, diseñamos una polea manual con una manivela. Esto permitió entender cómo funciona la relación de transmisión, la importancia del eje y cómo un simple sistema puede levantar una plataforma.


Cada alumno tuvo libertad para personalizar el diseño, siempre cumpliendo con los requisitos mínimos: debía tener una polea funcional y ser capaz de mover la parte móvil del puente.


4.2 Motor eléctrico

En el tercer trimestre dimos un paso más: sustituimos la polea manual por un motor eléctrico. Aquí entraron en juego conceptos de electricidad básica, como circuitos en serie y paralelo, la Ley de Ohm o el cálculo de resistencias.


El sistema no estuvo exento de dificultades: los conmutadores que conseguimos no permitían invertir la polaridad, así que improvisamos soluciones caseras para lograr que el motor moviera el puente en ambas direcciones. Aunque imperfecto, este “fallo” se convirtió en una oportunidad de aprendizaje: los alumnos entendieron la importancia de los componentes adecuados y cómo se pueden simular alternativas.



5. Robótica: programar para controlar


El último paso fue dar al puente un toque de robótica educativa. Usamos kits sencillos de programación y simuladores para trabajar conceptos básicos:

  • Qué es un sensor y qué es un actuador.

  • Diferencia entre señales analógicas y digitales.

  • Cómo funcionan los bucles y la importancia del tiempo en la programación.


Aunque el software oficial de los kits resultó poco intuitivo, lo suplimos con otro más sencillo y con ejercicios en papel. Al final, los alumnos consiguieron programar pequeños comportamientos, como encender un LED o activar el motor durante unos segundos.



6. Creatividad y decoración


Una vez montado y funcional, cada estudiante decoró su puente. Algunos lo pintaron en clase, otros en casa, pero todos aportaron su toque personal. Este detalle, aunque pueda parecer menor, refuerza el sentido de apropiación del proyecto y aumenta la motivación.



7. Lecciones aprendidas


Este proyecto dejó varias enseñanzas valiosas, tanto para los alumnos como para mí:

  • El aprendizaje activo funciona: integrar teoría y práctica aumenta la comprensión.

  • El error es parte del camino: el problema con los conmutadores nos enseñó más que si todo hubiera salido perfecto.

  • La creatividad importa: aunque todos construyeron un puente, ninguno fue idéntico.

  • La planificación es clave: trabajar paso a paso permitió que el proyecto no se desbordara.



Conclusión


El puente levadizo fue mucho más que un simple trabajo manual: se convirtió en un proyecto integrador de tecnología en secundaria. A través de él, mis alumnos aprendieron conceptos de estructuras, mecanismos, electricidad y robótica, al tiempo que desarrollaban habilidades prácticas, pensamiento crítico y creatividad.


Si eres docente y buscas una forma diferente de trabajar el temario, te animo a probar proyectos de este tipo. Adaptando los materiales a tus posibilidades, puedes conseguir que los alumnos vean la tecnología como algo útil, divertido y, sobre todo, conectado con el mundo real.



Comentarios


bottom of page