☕ La huella de carbono del té: ¿cuánto contamina tu taza diaria?
- Sustainable Teacher
- 1 jun
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 15 ago
Todos tenemos pequeñas rutinas diarias que nos reconfortan y nos ayudan a marcar el ritmo del día.Para muchas personas, esa pausa perfecta viene en forma de una taza de té caliente: en el desayuno, a media mañana, en la merienda o antes de dormir. El té es más que una bebida: es un momento de calma, de autocuidado, de conexión con uno mismo.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado cuál es el impacto ambiental de ese gesto cotidiano? ¿Qué hay detrás de esas hebras secas que se despliegan en agua caliente?En esta nueva entrada de la serie El Impacto D, vamos a mirar con lupa el recorrido del té: desde las plantaciones hasta tu taza, pasando por su transporte, envasado y preparación.
Además, te daré consejos prácticos para disfrutar de tu té de forma más consciente, sin renunciar a tu momento especial. Porque vivir de manera sostenible no se trata de renunciar, sino de elegir mejor.
1. El impacto de producir té
Cuando hablamos de “producción”, no nos referimos únicamente al acto de cultivar y cosechar. Producir té implica un proceso complejo que requiere recursos naturales, mano de obra, energía y logística.
Las hojas de té provienen principalmente de la planta Camellia sinensis. Estas se cultivan en climas tropicales y subtropicales, en países como China, India, Sri Lanka o Japón. Las condiciones de cultivo, las técnicas de recolección y el tipo de té (verde, negro, blanco, oolong…) influyen en el impacto final.
Según estimaciones, producir 1 kg de té genera alrededor de 6 kg de CO₂ equivalente. Esto incluye las emisiones asociadas al cultivo, procesamiento y envasado inicial. Para que te hagas una idea, equivale a tener una bombilla LED encendida de forma continua durante 10 días.
📌 Dato curioso: Esta cifra es cinco veces menor que la del café, lo que significa que, en términos de huella de carbono, el té tiene una ventaja importante. Si eres team té, puedes celebrarlo… aunque sigue habiendo margen de mejora.
Ahora bien, no todo es CO₂. El cultivo de té también requiere agua y tierra. Aunque su consumo hídrico es menor que el del café, en zonas con escasez de agua puede suponer una presión sobre los recursos locales. Además, en algunas plantaciones industriales, el uso de pesticidas y fertilizantes químicos afecta la biodiversidad y la salud del suelo.
💡 Tip extra: Si optas por té ecológico, evitas parte de este impacto al apoyar prácticas agrícolas que cuidan la tierra y reducen el uso de químicos.
2. El transporte: de Asia a tu taza
Una vez procesado, el té debe recorrer miles de kilómetros antes de llegar a nuestras tazas en Europa o América. La mayor parte se transporta en barco, lo que, aunque más lento, es mucho más eficiente en términos de emisiones. Sin embargo, algunos tés premium o producciones pequeñas se envían en avión para mantener su frescura… y ahí es donde el impacto se dispara.
Si el té viaja en avión, transportar 1 kg añade unos 3 kg de CO₂ extra a su huella.📱 Esto equivale aproximadamente a cargar tu móvil 2.500 veces o a usar un secador de pelo a máxima potencia durante 5 minutos.
Además, no olvidemos el transporte secundario: del puerto o aeropuerto al centro de distribución, del distribuidor a la tienda y, finalmente, de la tienda a tu casa. Incluso si compras online, el embalaje y los envíos añaden su granito de arena (o su huella de carbono).
Por eso, siempre que puedas, elige tés producidos más cerca de casa o marcas que consoliden envíos para reducir viajes. Y si tu té viene de lejos, valora que el transporte haya sido marítimo en lugar de aéreo.
3. Cómo reducir el impacto ambiental de tu té
No se trata de dejar el té (¡sería impensable para muchas personas!), sino de tomar decisiones más sostenibles en cada paso. Aquí van varias ideas, empezando por tres básicas y añadiendo algunas más para inspirarte:
🍃 Cómpralo a granel
Evita las bolsitas individuales, que muchas veces contienen microplásticos. Aunque parezcan de papel, suelen estar termoselladas con plásticos que terminan liberándose al agua caliente y, más tarde, al medio ambiente. Comprar a granel, en tiendas físicas o por internet, te permite usar tu propio envase y reducir residuos.
🔥 Calienta solo el agua que necesitas
Si llenas la tetera y solo tomas una taza, el resto del agua y la energía usada se desperdician. Calentar la cantidad justa ahorra electricidad y acelera el proceso.
🌍 Busca té ecológico y de comercio justo
El sello ecológico garantiza prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente. El comercio justo, además, asegura mejores condiciones laborales y precios más justos para los productores.
💡 Consejos extra para un té más sostenible
Usa filtros reutilizables: en lugar de filtros de papel de un solo uso, opta por infusores de acero inoxidable o de silicona de calidad alimentaria.
Evita envases excesivos: muchas marcas envasan el té en capas y capas de plástico y cartón. Elige presentaciones simples y reciclables.
Reutiliza las hebras: algunas variedades de té, como el verde o el oolong, pueden infusionarse varias veces. Así aprovechas mejor el producto y generas menos residuos.
Compostaje: las hebras usadas (sin aditivos ni aromas artificiales) se pueden compostar, aportando nutrientes al suelo.
4. Otros impactos a considerar
Aunque la huella de carbono y los residuos son lo más comentado, también hay otros aspectos de sostenibilidad que conviene no olvidar:
Condiciones laborales: algunas plantaciones emplean mano de obra con bajos salarios y condiciones duras. Por eso, los sellos de comercio justo son importantes.
Biodiversidad: en monocultivos intensivos, la flora y fauna locales pueden verse afectadas. Optar por té de pequeñas fincas diversificadas ayuda a preservar el ecosistema.
Consumo energético en el procesado: el té necesita secado, fermentación (en el caso del té negro) y envasado. La energía para estos procesos puede venir de fuentes renovables… o no.
5. Reflexión final
Beber té puede formar parte de una vida sostenible, siempre que lo hagamos con consciencia. No se trata de alcanzar la perfección absoluta, sino de sumar pequeños gestos que, en conjunto, generan un cambio.
Piensa que, si tomas dos tazas de té al día, son más de 700 tazas al año. Multiplica eso por todas las personas que lo hacen en tu ciudad, tu país o el mundo entero… y verás que las decisiones individuales sí suman.
📣 Para ti, que lees esto…
¿Te habías planteado alguna vez el impacto de tu taza diaria? ¿Conocías la diferencia entre té a granel y en bolsita en términos de residuos?¿Qué otros gestos sostenibles aplicas en tu día a día que podríamos sumar a esta lista?
Déjalo en comentarios o comparte esta entrada para abrir conversación.Y si te apetece, cuéntame también cuál es tu té favorito: verde, negro, chai, matcha… ¡así seguimos la charla con una buena taza en la mano!
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