Propósitos docentes para el nuevo curso: autocuidado, equilibrio y sostenibilidad
- Sustainable Teacher
- hace 5 días
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Hoy quiero compartir contigo un vídeo muy especial que grabo todos los años y que me sirve tanto de ejercicio personal de reflexión como de fuente de inspiración para otros docentes: mis propósitos de inicio de curso.
En el mundo de la enseñanza, muchas veces nuestro “año nuevo” no empieza en enero, sino en septiembre. Es el momento en el que arrancamos con energías renovadas, nuevos retos y, por supuesto, con objetivos claros para cuidar de nosotros mismos y de nuestra práctica docente.
En este post repasaré mis propósitos del curso pasado, te contaré qué he logrado y qué no, y finalmente te compartiré los tres grandes objetivos que me planteo para este nuevo curso escolar 2025-2026.
Un repaso a los propósitos del curso pasado
El año pasado me marqué cinco metas muy concretas:
Hacer más ciencia ciudadana con mis alumnos
Comer más lento
Cuidar la postura y la espalda en el despacho
Organizar mejor los domingos por la tarde
Salir a pasear los domingos
¿Cómo me ha ido con ellos?
✅ Cuidar la espalda: este objetivo lo cumplí con creces. Ha sido uno de los grandes logros del año, y aunque sigo trabajando la tensión en ciertos momentos, la mejora es notable.
✅ Organizar mejor los domingos por la tarde: adiós al “Sunday Scaries” o esa ansiedad de domingo. Este año he conseguido disfrutar de mis fines de semana mucho más.
✅ Salir a pasear: lo he mantenido con regularidad, salvo en épocas de frío o calor extremo.
➗ Hacer ciencia ciudadana: lo intenté, pero no ha sido fácil. Requiere un alumnado muy motivado o espacios de tiempo que no siempre tuve. Aun así, lo sigo teniendo en mi aula virtual para quien quiera participar.
❌ Comer más lento: el gran fracaso. Sigo comiendo deprisa, a menudo de pie y entre tareas.
En resumen: tres cumplidos, uno a medias y uno nada de nada. Un balance positivo, pero con margen de mejora.
Aprendizajes de este repaso
Lo más importante de mirar atrás no es fustigarse por lo que no salió, sino extraer aprendizajes. En mi caso, he visto que:
Los objetivos simples y concretos funcionan mejor.
El autocuidado laboral es una prioridad si quiero mantenerme motivada y sana.
Los hábitos, una vez instaurados (como caminar o cuidar la postura), se pueden mantener a largo plazo.
Algunos propósitos son más dependientes del contexto (como la ciencia ciudadana), y por eso requieren flexibilidad.
Con estas conclusiones, decidí que este año no quiero cinco objetivos, sino solo tres, pero muy claros y centrados en mi bienestar como docente.
Propósito 1: Comer lento (especialmente en el instituto)
Puede sonar trivial, pero comer despacio es un verdadero acto de autocuidado.
En mi caso, no se trata solo de salud física, sino también de consciencia y presencia. En el instituto muchas veces desayuno de pie, con prisas, o almuerzo en 10 minutos entre reuniones. Eso genera ansiedad, mala digestión y la sensación de no haber parado en todo el día.
Este curso quiero practicar lo contrario: sentarme, masticar despacio y disfrutar de ese momento de pausa. Incluso si son 15 minutos, que sean 15 minutos de verdad.
Es un gesto pequeño que refleja algo grande: mi capacidad para parar, escuchar a mi cuerpo y no vivir permanentemente acelerada.
Propósito 2: Salir antes del instituto y desconectar
El segundo propósito es todo un reto. Como sabéis, trabajo en jefatura de estudios, un puesto apasionante pero también muy exigente. Eso se traduce muchas veces en jornadas interminables que se alargan mucho más allá de mi horario.
Este año quiero fijarme un límite: salir del instituto a las 16:00 como máximo (cuando dependa de mí). Sé que no siempre será posible, porque hay factores externos, pero quiero hacer el esfuerzo consciente de no quedarme haciendo tareas que puedo terminar en otro momento.
Además, no se trata solo de salir físicamente, sino de desconectar mentalmente. Quiero cerrar carpetas, apagar ordenador y no llevarme la carga mental a casa. Esa frontera entre lo laboral y lo personal es fundamental para mantener la energía y no quemarse.
Propósito 3: Delegar en el proyecto de Ecoescuelas
El último propósito tiene que ver con uno de los proyectos que más me apasionan: Ecoescuelas.
Hace dos años me propuse reforzarlo, y vaya si lo hice. Este curso hemos conseguido la bandera verde, la bandera azul y un premio europeo de sostenibilidad escolar que incluso me llevó con alumnos a un viaje inolvidable a Macedonia.
Ha sido un orgullo enorme, pero también una carga muy grande. Y este año quiero aprender a soltar. Mi objetivo es delegar parte de la responsabilidad en nuevos compañeros, ya sea del departamento de biología o de otros.
No significa que lo abandone, sino que quiero compartirlo para que siga creciendo sin que recaiga solo en mis hombros. Y también, porque creo que los proyectos sostenibles deben ser colectivos para tener sentido.
Reflexión final: menos es más
Este curso solo tengo tres objetivos: comer lento, salir a las 16:00 y delegar Ecoescuelas.
Son menos que el año pasado, pero más claros, más realistas y más centrados en lo que de verdad necesito. Prefiero trabajar en profundidad en pocos propósitos que dispersarme en demasiados y no llegar a cumplirlos.
Y tú, ¿qué objetivos te planteas para este inicio de curso? No importa si eres docente o alumno: septiembre es un gran momento para replantearse rutinas, hábitos y prioridades.
Te invito a que lo compartas en comentarios. Seguro que podemos inspirarnos mutuamente.
Conclusión
El inicio de curso es para los docentes lo que enero es para la mayoría: un momento de reinicio, de nuevos retos y de propósitos personales y profesionales.
Repasar lo que hemos conseguido y lo que no nos da perspectiva. Y marcarnos nuevos objetivos nos motiva a seguir creciendo.
Este curso yo me propongo cuidar mi salud mental y física, poner límites a mi trabajo y compartir la carga de los proyectos colectivos. Sé que no será fácil, pero creo que es el camino correcto para seguir disfrutando de la docencia sin quemarme.
Feliz año nuevo docente. 🌱
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