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Tres días de profe en julio: trabajo, reflexiones y algo de caos

  • Foto del escritor: Sustainable Teacher
    Sustainable Teacher
  • 20 jul
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 31 jul

Ser parte del equipo directivo de un centro educativo implica que julio no es precisamente un mes de vacaciones. Aunque muchas personas piensen que los profes desconectamos el 30 de junio, lo cierto es que, para quienes estamos en jefatura, el trabajo sigue y, a veces, incluso se intensifica. En este vlog comparto contigo tres días de mi rutina real, sin filtros ni guiones, en los que combino reuniones, decisiones administrativas, intentos de autocuidado y momentos cotidianos que también forman parte de ser profe en verano.


Enlace al vídeo de YouTube para esta entrada de blog

Trabajo y vida en paralelo

Desde que empecé a grabar este vlog tenía claro que no quería mostrar solo la parte profesional, sino también esa mezcla de trabajo y vida personal que se da en estas fechas. Porque sí, madrugo para preparar grupos de alumnos, cerrar memorias, gestionar matrículas y revisar cupos de profesorado… pero también intento sacar un hueco para ir al gimnasio, hacer pan, doblar la ropa o preparar un café frío casero. Y sí, a veces todo eso se hace a las cinco de la tarde, porque simplemente no da la vida antes. Esa dualidad es parte de nuestra vida, y el verano no es la excepción.


El desconocido julio del equipo directivo

Una de las cosas que más me marcó durante estos días fue darme cuenta de lo poco que se entiende el trabajo del equipo directivo fuera del ámbito educativo. Comentándolo con mi madre, me contaba que había familiares sorprendidos de que yo siguiera trabajando en julio. “¿Pero no está de vacaciones?”, le preguntaban. Y ella, con paciencia, explicaba que los jefes de estudios seguimos al pie del cañón. A veces pienso que falta mucha divulgación sobre lo que realmente implica nuestra labor. Por eso me pareció importante hacer este vídeo: para mostrar desde dentro cómo se vive, con todo su estrés, pero también con sus pequeñas satisfacciones.


El reto de la memoria y otras gestiones

El primer día empieza fuerte: el cierre de curso ha sido reciente y todavía estamos inmersos en la memoria final. Este documento, que puede parecer un aburrimiento, es en realidad una herramienta fundamental para evaluar si los objetivos del curso se han cumplido. Incluye desde resultados académicos hasta datos de convivencia, absentismo, pruebas externas… No os voy a mentir: es pesado de hacer. Pero al mismo tiempo, nos obliga a parar y pensar. A veces, en el curso del día a día no tenemos tiempo de evaluar lo que funciona y lo que no. La memoria nos obliga a hacerlo, y eso es importante. Además, tener la oportunidad de mirar con perspectiva lo que ha ocurrido en el centro durante todo un curso y nos permite planificar mejor. Es como un ejercicio de conciencia profesional. Cada número y cada gráfico que incluimos en la memoria cuenta unos datos que, como equipo, debemos conocer bien. También me toca gestionar matrículas de bachillerato, llamadas a familias, cuadrar combinaciones de materias que no siempre salen como esperan los estudiantes. Hay muchas decisiones pequeñas que implican mucha más coordinación de lo que parece. Y mientras hago todo eso, me esfuerzo por mantener cierta normalidad: desayunar sin prisa, maquillarme con productos que me funcionan, preparar lavadoras… porque lo personal también influye en cómo afrontamos lo profesional.


El enigmático 'cupo' y sus complicaciones

Uno de los temas que sale varias veces en el vlog y que quiero destacar aquí, es el famoso “cupo”. Para quien no lo sepa, el cupo es el número de profesores que necesitamos para cubrir las horas lectivas del curso siguiente. Y aunque parezca fácil, no lo es. No se trata de pedir lo que te falta y ya. Hay una fórmula implícita, no reconocida oficialmente, que hay que tener en cuenta para que las cuentas cuadren. Si pides de más, te lo deniegan. Si pides de menos, te quedas cojo. Hay que hacer malabares para cuadrar horarios, departamentos, tutorías y desdobles, todo con el mínimo posible de personal. Este año, además, en Madrid hemos pasado de 20 a 19 horas lectivas por profesor, lo que añade más complejidad a la ecuación. ¿Quién pensaba que los equipos directivos no hacíamos mates? Y en ese cálculo entran no solo horas, sino también recursos humanos, espacios físicos disponibles, compatibilidades horarias...


Equilibrar lo profesional con lo personal

Lo que intento transmitir en este vídeo es que ser profe y, más aún parte del equipo directivo, no se apaga en julio. El trabajo sigue y muchas veces con una intensidad que no se ve desde fuera. Pero también hay espacio para los momentos más personales. En estos días he aprovechado para hacer pan casero, mejorar mis hábitos de sueño y hasta recuperar mi rutina de meditación. Parece mentira, pero parar cinco minutos a respirar me ha cambiado el día más de una vez. Y como no todo puede ser productividad, también muestro mis pequeñas escapadas: una merienda con antiguos compañeros, una tarde de piscina, una cena especial con Rafa o una sesión de yoga para estirar cuerpo y mente. Porque sí, también necesitamos desconectar, aunque sea un rato, para volver con energía.


Cuidarse también es parte del trabajo

Este vlog también me ha servido para reflexionar sobre lo que significa cuidar de uno mismo mientras se cuida de un centro educativo. A veces nos olvidamos de que somos personas, no solo roles. Ser eficiente, responsable y organizada no está reñido con permitirse un rato de lectura, una receta nueva o un paseo sin móvil. En este vídeo intento mostrar todo eso sin edulcorar: hay momentos de caos, lavadoras olvidadas, cenas improvisadas y tareas que se acumulan. Pero también hay satisfacción al cerrar un documento, ver un grupo bien organizado o simplemente conseguir ir al gimnasio después de todo. Como extra, en este vlog Rafa también comparte cómo hace su cold brew casero. Detalles como este, que parecen pequeños, me recuerdan que la vida no se detiene aunque estemos hasta arriba de trabajo. Que esos gestos, esas recetas, esas conversaciones, son las que nos sostienen. Además, compartir estos contenidos es también una forma de conectar con otros docentes que pueden estar en la misma situación. Sé que no soy la única que vive este tipo de veranos. Por eso, si este vídeo sirve para que alguien se sienta acompañado, comprendido o incluso inspirado, ya habrá valido la pena. Porque al final, también necesitamos esa red de apoyo invisible entre profes.


Conclusión

Si llegas hasta el final del vídeo, verás que incluso me doy un capricho: sushi y peli clásica. Porque sí, incluso cuando estás a tope, mereces cuidarte. Y eso también forma parte de ser profe, de ser persona, de no estar de vacaciones. Espero que este vídeo sirva para que más gente entienda qué pasa en los centros en julio, pero también para inspirar a quienes, como yo, están intentando encontrar un equilibrio entre trabajo y vida, incluso cuando el calendario dice “verano”.



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