Ideas sostenibles que no lo son tanto
- Sustainable Teacher
- 27 jun 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 19 ago
En el vídeo de hoy quiero abrir un poco los ojos y mostrarte que hay acciones, ideas o hábitos que solemos creer sostenibles —porque nos lo han contado, lo hemos leído o visto en algún documental— y que, en la práctica, no siempre ayudan al medio ambiente.
En algunos casos incluso pueden tener el efecto contrario.
. Comprar solo productos “bio”
La palabra bio puede confundir. Todos los alimentos proceden de seres vivos, así que en realidad deberíamos hablar de productos ecológicos.
Pero, más allá de la etiqueta, importa el origen.
Comprar plátanos bio de Ecuador puede tener una huella de carbono mucho mayor que adquirir plátanos convencionales cultivados en Canarias.
Lo mismo ocurre con la carne y el pescado: a veces sustituir carne local por pescado de piscifactoría o importado desde lejos tiene un impacto ambiental peor de lo esperado.
👉 Consejo: Antes que “bio”, prioriza el origen cercano y las condiciones de producción.
2. Productos reutilizables (pajitas, bolsas, utensilios…)
Se suele pensar que lo reutilizable siempre es mejor. Y sí, si lo usas cientos de veces.
Una pajita de acero inoxidable tiene mucha más huella de fabricación que una de plástico de un solo uso. Solo compensa si la usas de verdad.
Las bolsas de tela requieren más agua y recursos que una de plástico. Si compras una por moda y nunca la usas, el impacto será mayor.
👉 Consejo: Compra reutilizables solo si vas a darles mucho uso. Si no, a veces una alternativa simple y reciclable es mejor.
3. Coches eléctricos, híbridos y biocombustibles
La fabricación de un coche eléctrico contamina de manera similar a la de un coche convencional.
Si lo recargas con electricidad de origen fósil, el impacto no mejora tanto como parece.
En muchos casos, un sistema de carsharing o alquiler puntual es más sostenible que comprarte un coche nuevo.
En cuanto al biodiésel, su producción ha provocado deforestación y encarecimiento de alimentos en algunos países, al destinar tierras al cultivo de biocombustibles en lugar de alimentos.
👉 Consejo: Antes de apostar por estas opciones, infórmate del origen de la energía o del combustible.
4. Greenwashing: el lado oculto del marketing “verde”
Cada vez más marcas quieren parecer sostenibles, pero a menudo es solo lavado de imagen.
El caso del agua en tetrabrik es un ejemplo: se vende como alternativa eco, pero el tetrabrik es más difícil de reciclar que una botella de PET.
Algunas empresas dicen ser “neutras en carbono”, pero lo logran compensando emisiones (plantando árboles en otro país) mientras siguen contaminando localmente.
👉 Consejo: Lee más allá del eslogan y comprueba si la acción realmente reduce el impacto.
5. Reciclaje: no es la panacea
Reciclar es importante, pero no es la solución mágica.
Los sistemas de recogida y gestión de residuos están saturados en muchas ciudades.
Al final, parte de lo que echamos al contenedor acaba en vertederos o incinerado.
👉 Consejo: Más que reciclar, lo más efectivo es reducir y reutilizar siempre que sea posible.
Conclusión
Muchas veces creemos que estamos ayudando al medio ambiente con nuestras acciones, cuando en realidad el impacto no es tan positivo como pensamos.
Lo importante es informarse, cuestionar y pensar en el uso real que le vamos a dar a cada cosa.
Déjame en los comentarios:
¿Has descubierto algún hábito “sostenible” que no lo es tanto?
¿Qué alternativas te funcionan mejor en tu día a día?
Y, por supuesto, nos vemos pronto.
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