Un puente de otoño entre cultura, arqueología y naturaleza: mi escapada como profe de biología
- Sustainable Teacher
- 11 ene
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 ago
Los puentes siempre son un regalo para quienes vivimos el curso académico con intensidad. En medio de programaciones, correcciones y proyectos, tener un par de días para desconectar se convierte en un auténtico soplo de aire fresco. Este año decidí aprovechar el puente de noviembre de una forma muy variada: combinando descanso en un balneario, cultura clásica con el Don Juan Tenorio, arqueología en un yacimiento neandertal único en la Comunidad de Madrid y, cómo no, naturaleza en la Sierra de Guadarrama.
Hoy quiero compartir con vosotros esta experiencia a modo de blog. No es un viaje largo, ni una gran aventura internacional, pero sí un ejemplo de cómo podemos disfrutar de lo que tenemos cerca, desconectar del instituto y volver con energías renovadas.
El viernes: relajación y tradición en Alcalá de Henares
El viernes lo dediqué a dos planes muy distintos pero igual de especiales.
Por la mañana me acompañó mi madre, que vino de visita, al balneario de Ón. Si me seguís desde hace tiempo, ya sabéis que soy la “tonta de los balnearios”. El agua, el calor, el vapor y la calma que se respira en estos espacios me ayudan a soltar la tensión acumulada durante la semana en el instituto. Es un lujo empezar el puente regalándote un rato de cuidado personal, y además compartirlo con mi madre lo hizo aún más especial.
Por la tarde cambiamos completamente de registro para asistir a una de las tradiciones más queridas de Alcalá de Henares: la representación de Don Juan Tenorio. Todos los años, con motivo del Día de Todos los Santos, la ciudad se convierte en un escenario al aire libre para dar vida a este clásico de José Zorrilla.
Este año la representación estuvo a cargo de la compañía Yana, que ofreció un montaje dinámico e interactivo. No solo los actores se movían entre distintos escenarios, sino que también se mezclaban con el público, rompiendo la barrera entre espectadores e intérpretes.
Aunque he visto otras versiones con actores de más renombre, debo decir que este ha sido uno de los montajes más logrados, y mi madre —que nunca lo había visto— quedó encantada. Poder disfrutar del Don Juan en Alcalá, con su casco histórico como telón de fondo, es algo único.
El sábado: arqueología viva en el Valle de Lozoya
El sábado nos dirigimos a mi rincón favorito de la Sierra de Guadarrama: el valle del Lozoya. Empezamos, como manda la tradición, con un desayuno en CicloLodge, un lugar que se ha convertido en punto de referencia para ciclistas y amantes de la montaña.
Después nos acercamos a Pinilla del Valle para visitar el Valle de los Neandertales, un yacimiento arqueológico excepcional en la Comunidad de Madrid. Aunque España cuenta con otros enclaves importantes, como Atapuerca o Gibraltar, poder explorar un lugar donde se han encontrado restos de neandertales a solo una hora de Madrid es una oportunidad que no quería dejar pasar.
La visita comienza en el centro de recepción del pueblo, donde arqueólogos especializados dividen a los grupos entre familias y adultos. De este modo, las explicaciones se adaptan al nivel de cada público, manteniendo siempre un tono profesional y riguroso.
El recorrido hasta el yacimiento es muy sencillo: apenas 15 minutos por una pista forestal entre prados en los que pastan vacas y toros. La estampa otoñal, con el campo teñido de colores ocres y el aire fresco de la sierra, ya hace que el paseo merezca la pena.
Durante la visita se recorren diferentes abrigos y excavaciones que, aunque están protegidos y cubiertos, cobran vida gracias a las explicaciones de los guías. Se han encontrado desde herramientas hasta enterramientos y cráneos con simbología, lo que abre fascinantes interrogantes sobre las prácticas culturales de los neandertales.
La visita completa dura unas dos horas, con paradas frecuentes para sentarse y escuchar. Es cómoda, amena y muy recomendable tanto para familias como para amantes de la arqueología. Personalmente, como bióloga y profesora, me resultó especialmente inspiradora. Ya estoy pensando en cómo organizar una visita escolar en el futuro.
Naturaleza en estado puro: Navafría y el mirador de Navalcollado
Al terminar la visita aún nos quedaba tiempo, así que pusimos rumbo a Navafría, otro de mis rincones predilectos de la sierra segoviana. Desde allí hicimos una ruta sencilla hasta el mirador de Navalcollado, un paseo de unos 5 km ida y vuelta.
El bosque estaba espectacular: olor a pino, humedad en el ambiente y setas por todas partes. Había muchas personas recolectando setas, aunque conviene recordar que se trata de un coto regulado y es necesario pedir permiso a la Junta de Castilla y León.
El día fue algo cambiante, con momentos de sol y pequeñas lloviznas, pero la experiencia mereció la pena. Desde el mirador se contemplan unas vistas impresionantes hacia Pedraza y toda la comarca, un auténtico regalo visual para cerrar la jornada.
Un puente para desconectar… y reconectar
Este puente no ha sido un gran viaje ni una escapada lejana, pero sí un ejemplo de cómo los pequeños planes pueden recargarnos de energía. Desde la serenidad del balneario hasta la emoción cultural del Don Juan, pasando por la curiosidad arqueológica en Pinilla del Valle y el contacto directo con la naturaleza en Navafría, cada experiencia aportó algo diferente.
Como docente, a veces me cuesta parar y dedicarme tiempo. Siempre hay programaciones que ajustar, exámenes que corregir o proyectos que preparar. Pero vivir este puente de forma consciente me recordó la importancia de equilibrar trabajo y descanso.
Además, compartirlo con mi madre y con Rafa lo hizo aún más valioso: viajar acompañada siempre multiplica las emociones.
Ideas prácticas para otros profes o familias
Si estás pensando en organizar una escapada similar, aquí te dejo algunas recomendaciones:
Reserva con antelación la visita al Valle de los Neandertales. Las plazas son limitadas y es un plan muy demandado.
Aprovecha la oferta cultural de Alcalá. No solo el Don Juan Tenorio, también el Festival de Teatro Clásico en verano o las visitas guiadas a la Universidad.
Equípate para la sierra. Aunque las rutas son fáciles, lleva calzado cómodo y algo de abrigo: el clima cambia rápido.
Combina planes. La clave de este puente fue la variedad: cultura, naturaleza, descanso. Alternar actividades mantiene la energía y la motivación.
Piensa en clave educativa. Muchos de estos planes son replicables con alumnos: visitas escolares al yacimiento, talleres en centros de educación ambiental, actividades de observación en la naturaleza…
Conclusiones finales
El puente me recordó que no hace falta irse muy lejos para vivir experiencias enriquecedoras. A veces basta con mirar alrededor, rescatar tradiciones de tu ciudad, descubrir proyectos científicos que tienes cerca y dejarte sorprender por la naturaleza.
Como profe de biología y defensora de la sostenibilidad, valoro especialmente esos espacios que nos permiten aprender disfrutando y disfrutar aprendiendo. El yacimiento de Pinilla del Valle, el ejemplo vivo de la cultura en Alcalá y el poder regenerador de la sierra son tres razones para seguir conectando con nuestro entorno más próximo.
Ojalá este relato te inspire a planear tu propia escapada, ya sea en un puente, un fin de semana o incluso un día suelto. No hace falta mucho más que curiosidad, ganas de aprender y voluntad de disfrutar.
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