¿Doctorado o profe de secundaria? Mi experiencia (real y sin filtros)
- Sustainable Teacher
- 10 ago
- 5 Min. de lectura
Si has llegado hasta aquí, quizás te estás planteando hacer un doctorado o preparar oposiciones, o incluso vienes del mundo de la investigación y estás considerando pasarte a la enseñanza. En cualquiera de los casos: bienvenida. Este post nace de un comentario que me dejaron en uno de mis vídeos de YouTube y que me hizo pensar: “pues nunca he contado esto”. Así que… ¡vamos a ello!
Capítulo 1: El inicio — cómo acabé haciendo un doctorado
Mi aventura doctoral empezó en 2014, aunque realmente la semilla se plantó mucho antes, cuando en segundo de carrera entré como alumna interna en el departamento de Genética. Desde entonces supe que quería seguir en la universidad. Me gustaba investigar, aprender, llevar bata (más que botas, aunque mi tesis combinaba ambas) y siempre fui muy de “¿y esto por qué pasa?”. Así que cuando terminé la carrera y el máster, opté por un doctorado en Biología Molecular dentro del programa de Ingeniería Agraria y Desarrollo Sostenible en la Universidad de Córdoba.
Mi línea de investigación se centró en genes de resistencia a estrés hídrico en variedades de cultivo. Vamos, que estudiaba cómo sobrevivían nuestras queridas plantas al calorazo y la sequía. Temazo, sobre todo en el contexto del cambio climático.
Capítulo 2: ¿Por qué lo hice?
Porque me encantaba la ciencia, porque me sentía cómoda en la universidad, y porque —no nos engañemos— tuve la suerte de conseguir una beca que me permitía dedicarme a ello sin tener que trabajar gratis. (Spoiler: eso no le pasa a todo el mundo.)
Hacer un doctorado en ciencias sin beca es, directamente, insostenible. Los materiales son carísimos y necesitas financiación sí o sí. Así que cuando vi la oportunidad en Córdoba, me tiré de cabeza.
Capítulo 3: Las salidas del doctorado (si todo va bien)
Un doctorado te abre muchas puertas… aunque no todas con cerradura fácil. Estas son las salidas más habituales en mi campo (biología molecular):
Universidad: docencia + investigación. Pero ojo, el camino es largo y lleno de obstáculos.
OPIs y centros como el CSIC: investigación pura.
Sector privado: laboratorios, farma, biotecnología…
Comercial científico: vender y formar sobre equipos punteros para laboratorios.
Eso sí, en la mayoría de los casos necesitas un postdoc, preferiblemente en el extranjero, para sumar puntos y publicaciones. Y aquí es donde muchas empiezan a plantearse si esto compensa.
Capítulo 4: Lo que nadie te cuenta del doctorado
Te lo digo claro: si vas a hacer un doctorado, prepárate para vivir en precario, emocional y económicamente.
Horas interminables, vacaciones que dependen de tus cultivos, ansiedad, presión, egos… Y lo peor: la incertidumbre. La vida científica es preciosa, sí, pero también dura. Competirás con personas que llevan 10 años rotando por Europa y Estados Unidos. Y si no pasas por ahí, es muy difícil que luego puedas optar a un puesto fijo aquí.
El sistema está diseñado para medirte por tu currículum: publicaciones, congresos, horas de docencia, capítulos de libros… Y eso desgasta. Mucho.
Capítulo 5: Elegir grupo de investigación: clave
Mi consejo (desde la experiencia): elige bien tu grupo. Que tenga financiación, tamaño medio (ni 2 ni 20 personas), y, sobre todo, buen ambiente humano. Vas a pasar más horas ahí que en tu casa. Si ves que los doctorandos están quemados, que nadie se habla o que no te hacen ni caso… huye. Porque eso no va a mejorar.
Y si puedes empezar a tantear ya desde el máster, mejor que mejor. Ahorras tiempo, esfuerzos y, sobre todo, disgustos.
Capítulo 6: Problemas frecuentes (y reales)
Los grandes problemas del doctorado suelen ser:
Falta de financiación.
Directores que no te corrigen o que se pelean (true story).
Artículos que no se publican.
Becas que no llegan.
Ambientes tóxicos y egos desmedidos.
Y uno muy extendido: trabajar sin cobrar. Hay gente que hace la tesis sin beca. Yo creo que investigar es un trabajo y debe estar pagado, pero hay quien lo hace por vocación. Eso sí: no te olvides de que tu vida sigue pasando mientras tanto. No vives del aire.
Capítulo 7: ¿Qué necesitas para sobrevivir?
Si aún así decides hacerlo, estas son las cualidades que necesitas (sí o sí):
Resiliencia: porque va a ir mal. Siempre.
Autonomía e iniciativa: nadie te va a resolver los marrones.
Gestión emocional: imprescindible.
Tolerancia a la incertidumbre y al fracaso.
Flexibilidad mental.
Pasión por el conocimiento, porque si no te gusta de verdad, no aguantas.
Red de apoyo emocional: pareja, familia, amigas…
Asertividad y comunicación: vas a tener que pedir, defender y explicar muchas cosas.
Y, si puedes, haz el máster de profesorado mientras tanto. Nunca sabes cuándo vas a necesitar cambiar de camino.
Capítulo 8: ¿Y si decido cambiar de vida?
Eso hice yo. Cuando vi que no quería seguir compitiendo durante 10 años, que necesitaba estabilidad, cercanía y calidad de vida, me cambié. Me preparé el máster de profesorado mientras terminaba la tesis y me lancé a por las oposiciones.
¿Perdí tiempo? Puede. ¿Me arrepiento? Para nada.
Hoy tengo mi plaza, en un centro que me encanta, soy jefa de estudios, trabajo con adolescentes y siento que aporto mucho más desde una pizarra que desde una publicación científica.
Capítulo 9: ¿Doctorado o secundaria?
Ambos caminos requieren lo mismo: resiliencia, trabajo, responsabilidad y pasión. Pero la diferencia clave está en el estilo de vida que quieres.
En la universidad, compites constantemente, la plaza tarda mucho en llegar, y el ambiente puede ser muy hostil.
En secundaria, cierras la puerta de tu clase y haces magia con lo que tienes. Es diferente, pero también hay espacio para la investigación educativa, para innovar, para crecer. Y, sobre todo, hay estabilidad.
Capítulo 10: Reflexiona (de verdad)
Antes de decidir, pregúntate:
¿Dónde quiero estar en 10 años?
¿Qué valores son importantes para mí?
¿Qué estilo de vida quiero tener?
¿Qué necesito emocionalmente?
¿Qué estabilidad necesito económicamente?
Y habla con gente que ya haya pasado por ahí. No tomes decisiones importantes basadas en opiniones ajenas que no conocen ese mundo. Infórmate, escucha, y decide lo que se ajuste a ti.
Conclusión: no hay una única forma de hacer las cosas
No me arrepiento del doctorado. Me dio herramientas que uso cada día como docente y jefa de estudios. Me hizo más fuerte, más organizada, más creativa. Pero también me enseñó lo que no quería para mi vida.
No hay un solo camino correcto. Hay muchas formas de llegar a ser quien quieres ser. Y, a veces, cambiar de ruta es exactamente lo que necesitas.
Si estás dudando entre investigar o enseñar… espero que esta entrada te haya dado luz. Y si tienes preguntas, ya sabes dónde encontrarme: en los comentarios o en Sustainable Teacher.
Nos vemos en el próximo post (o en YouTube, o en un aula).
Comentarios